Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

domingo, 23 de agosto de 2015

Sueños son caminos (2)

Johnson esperaba al informador en el kiosko del parque. Con las manos en los bolsillos del plumífero, observaba los témpanos de hielo que se habían formado de noche en la canaleta del techo. No soportaba aquel frío, en cuanto acabara la misión iría de nuevo a su apartamento de Miami, allí se encontraba bien. A lo lejos, con paso rápido, vio como se acercaba alguien. Entre el gorro de piel con orejeras y la tupida barba, apenas se le distinguía el rostro. Subió al kiosko y le tendió la mano.
- Perdona el retraso, creo que me siguen. he tenido que dar un rodeo.
- Vamos a otro sitio.
- Creo que les he despistado.
- Tienes la información que buscamos.
- Sí está todo aquí.
Le dijo dándole un USB.
- Bien, la forma de pago será la habitual. Pasa un buen día.
Con el USB en el puño, y la mano en el bolsillo, Johnson se dirigió al coche. En 1 hora tenía que coger el avión que le llevaría de nuevo a Nueva york.
El parque estaba desierto, había empezado a nevar de nuevo. A unos metros delante de él, vio a alguien parado en el camino; estaba muy quieto,y le miraba fijamente. Se pasó el USB a su mano izquierda, y dejó libre la derecha para poder sacar la pistola que llevaba en el costado. De pronto, sintió un dolor en el pecho, el hombre que tenía delante, le miraba a los ojos con gran intensidad. Se le nubló la vista, y cayó de rodillas. Su corazón se había parado, y su rostro besó la nieve del camino.
El hombre registró sus bolsillos, hasta que se percibió del puño cerrado, en el que encontró el USB. Lo cogió, sonrió, y tirándolo al suelo, lo piso con el tacón hasta hacerlo trizas.

A esas horas de la mañana no hacía falta levantar el cuello para ver el sol de frente, y el mar parecía bostezar con cada ola que rompía en la orilla.
- ¡Lur, ven aquí!, ¡al agua no! - le gritaba Marisa a su perro, que cambió la diversión de chapotear en el agua, con la de asustar a las gaviotas que andaban por la arena de la playa. En unas horas se llenaría de turistas y los habituales del bronceado, pero para entonces, ya estaría en las oficinas del FBI, donde trabajaba.
Acababa de sacarse el título de inspectora, y esperaba ansiosa su primer caso. Estaba ya cansada de las labores administrativas en las que llevaba enfrascada más de 4 años; necesitaba un cambio. Y aquella mañana llegó, cuando el comisario le llamó a su despacho.
- Marisa querida ¡estás radiante!
- No seas adulador.
- En serio, el título de inspectora te sienta de miedo.
- Gracias.
- Seguro que estás deseando entrar en acción.
- ¡No sabes como!
La inocente mirada de Marisa chocó de frente con el deseo controlado en los ojos del comisario; ella los bajó, él tragó saliva.
- Pues tengo un caso para tí - dijo el comisario con una paternal sonrisa - se trata del asesinato de uno de nuestros agentes en San Petersburgo. Investigaba a una especia de secta llamada "Nuevo Amanecer", cuyos miembros intentan acabar con la élite que gobierna el mundo. Sólo son unos chalados, pero la extraña muerte de 2 miembros de la familia Winsterson, una de las más influyentes y ricas del Reino Unido, les puso bajo sospecha.
- ¿Como murieron?
- De paro cardíaco, pero eran relativamente jóvenes, y no padecían ninguna deficiencia cardíaca. Casualmente, nuestro agente murió de la misma forma.
- ¡Vaya!, unos chalados peligrosos. Pero porqué el FBI está involucrado en el tema, debería ocuparse Scotland Yard.
- Porque unos meses antes de los presuntos asesinatos, falleció un hijo de los Charter, la familia que tiene el imperio petrolífero tejano.
- De un paro cardíaco.
El comisario movió afirmativamente la cabeza.

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