Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

jueves, 27 de agosto de 2015

Sueños son caminos (5)

Cuando sonó el timbre de la puerta de su casa, Philipo estaba limpiando su Smith Wesson modelo 910 de doble acción, su preferida, con la que había logrado 5 campeonatos. Introducía la varilla con un trapo empapado en disolvente por la boca del cañón para limpiar su parte interna, llamada ánima; no es un buen nombre para el interior de un instrumento pensado para quitar la vida.
- Pasa le dijo a Constantine, que se mostraba nervioso. Se abrazaron y se dirigieron a la cocina.
- ¿Quieres tomar algo?
- Cerveza.
Sacó una lata del frigorífico, y cogió de nuevo su pistola que tenía encima de la mesa, para seguir limpiándola.
- ¿Tienes que hacer eso mientras hablamos?, me ponen nervioso las armas.
- Es un mecanismo perfecto, sólo hay que mantenerla en buen estado para que funcione implacablemente, es como la mente.
Philipo limpiaba ahora la recámara de la pistola con lubricante, poniendo más nervioso a Constantine, por la pleistesía que mostraba en su mirada.
- ¿Qué te preocupa? - le dijo sin mirarle.
- El último tipo que te cargaste era del FBI, y ahora tenemos a los putos yankees comiéndonos el culo.
- Estaba previsto.
Constantine se levantó de la silla.
- ¡Estamos llegando demasiado lejos!, ¿Porqué tantas muertes?
Philipo dejó la pistola encima de la mesa y le miró fijamente.
- ¿Acaso dudas?, una mente que duda se vuelve débil, y pierde la fe.
- No..........no es eso..........
- ¿Entonces?
Philipo se levantó, sin dejar de mirarle.
- ¡No, no lo hagas, por fa............!
El rumano cayó fulminado sin terminar la frase.

Sueños son caminos (4)

Conducía completamente concentrada, en tensión. Eran muchas las incertidumbres: Carreteras desconocidas, un vehículo alquilado, conducir por la izquierda,..... El GPS le indicaba el lugar  al que quería ir; la casa de Robert Gómes, un exitoso escritor portugués de cuentos para niños. Su nombre aparecía subrayado en las notas que encontraron en el cadáver de Jhonson.
Una pista de cemento particular, llevaba entre un bosque de robles hasta  una coqueta casa de madera tipo canadiense, rodeada de huertos y jardines. En el porche, un hombre con gafas, vestido con bermudas y una amplia camisa de flores, escribía en un ordenador portátil.
Marisa dejó el coche delante del porche y se le acercó.
- Hola buenos días, le dijo ofreciéndole la mano.
- Hola, debes de ser Marisa, la inspectora - le dio la mano sonriente - Yo soy Róbert, siéntate.
Marisa se sentó.
- Te voy a traer algo para beber, relájate.
Róbert se fue, y entonces, Marisa fue consciente del agarrotamiento de su cuerpo. Miró a su alrededor, y por primera vez desde que se bajó del avión, se relajó, como si aquel lugar fuera una "toma de tierra" que descargó su tensión.
- Te he preparado un zumo de pomelo - dijo Robert, que se acercaba con 2 vasos largos en las manos. -los cultiva mi mujer. Este año has salido especialmente dulces, por el tiempo cálido.
- Gracias.
Degustó el zumo, que en verdad estaba dulce, con un pequeño toque de acidez, que lo hacía refrescante.
Se escuchaba el paso de un arroyo próximo, e itinerantes ráfagas de aire, movían las hojas de los árboles.
- Se está bien aquí - dijo Marisa.
- Si, es un buen lugar para escribir.
Tras unos instantes en el que el silencio se adhería perfectamente al momento, Marisa le contó el motivo de su visita.
- No tengo ni idea porqué mi nombre aparecía subrayado en las notas de un agente asesinado. Quizás quería comprar algún libro mío para sus hijos.
- Puede ser, pero tenemos que investigar cualquier pista, por insignificante que parezca.
- Claro.
- ¿Conocías a Kevin Winterson, o a Carol Winterson?
- ¡No!, esa gente no se codea con un simple escritor de cuentos para niños.
- ¿Sabes que murieron de la misma manera que nuestro agente?
- ¿Y como fue?
- No debería decírtelo mientras dura la investigación, ya sabes, secreto de sumario; pero murieron de un ataque al corazón.
- ¡Si eran jóvenes!
- Eso es lo extraño.
- Mira, si yo fuera un escritor de novela negra, haría que el asesino tuviera la capacidad de parar el corazón de sus víctimas con el poder de su mente. Sólo me faltaría el móvil.
- ¿Crees que eso es posible?
- Si
- Pues el móvil sería el de acabar con la élite que gobierna el mundo.
Robert sonrió.
-  Es un fin muy loable, aunque sus métodos no lo son. Mira, te voy a contar algo -.Hizo una pausa para beber un poco de zumo - Yo antes trabajaba de vigilante de seguridad, tenía a mi mujer, a mi hija, mi pequeño piso en la ciudad del que pagaba religiosamente mi hipoteca, y de vez en cuando, y cuando tenía algo de tiempo, podía dedicarme a lo que me gustaba. Tenía la vida a la que creía que podía optar, que es lo que tenemos todos. Hasta que llegó ¡el fin del mundo!.
- No hablarás en serio.
- ¡Muy en serio! Fue entonces cuando descubrí lo que realmente quería hacer en la vida; ¡mis sueños!: Mi mujer, mi hija, una casa en el campo, escribir,....Y mira a tu alrededor, es lo que tengo.
- Bueno, has conseguido tus sueños, pero ¿Qué tiene que ver con El fin del mundo?
- Mira, El fin del mundo supuso la capacidad de todo ser humano de realizar sus sueños.
- Siempre han existido personas que han conseguido sus sueños.
- Si, pero ahora sabemos lo que hay que hacer, es una cuestión de fe: "Creer es crear". Si miras en tu interior y te preguntas que es lo que realmente quieres en la vida, enseguida encontrarás la respuesta. El siguiente paso es hacerlo, hacer lo que realmente quieres, porque el destino de todo ser humano es realizar sus sueños.
- Parece sencillo.
- Lo es. El problema es que hay personas con mucho poder que no les interesa que los hombre cumplan sus propios sueños, y crean un sueño común que todos debemos cumplir para ser felices, y para ello utilizan el engaño y el miedo.
Tras unos instantes de silencio, Marisa continuó.
- Es interesante lo que dices, pero ¿Qué tiene que ver con mi investigación?
- Puede ser que la gente que buscas tengan un sueño: La libertar,y ahora han encontrado el poder para conseguirla. ¿Entiendes ahora porqué el 2012 fue realmente El fin del mundo?
Marisa intuyó el nacimiento de un mundo en el que cada persona vivía su propio sueño..........y creyó que era posible, aunque no sin dolor, como todo parto.




domingo, 23 de agosto de 2015

Sueños son caminos (3)

La limusina paró frente a la cámara de seguridad. El chófer se acercó al micrófono, y la verja se abrió. El vehículo atravesó un cuidado jardín y paró ante las escaleras de mármol que llevaban a la entrada de la mansión. El chófer abrió la puerta de la limusina, un señor mayor, vestido con traje de lino gris claro, salió de ella, apoyándose en un bastón de mando plateado.
- ¡Adolfo!, ¡cuanto tiempo!
A pie de la escalera le esperaba otro hombre de aproximadamente la misma edad, vestido con un cómodo traje de franela.
- Si, demasiado tiempo, cada vez nos queda menos.
se abrazaron y se besaron en las mejillas.
- Vamos, estarás cansado del viaje.
- Estoy cada vez más viejo...........
Los dos hombres se dirigieron a la biblioteca.
Adrián, el anfitrión, sirvió dos copas de coñac, y le ofreció una a Adolfo.
- La situación se está complicando - de dijo mientras se sentaban en un cómodo sillón de cuero.
- Bueno, ya hemos pasado por situaciones parecidas, y hemos conseguido llevarlas a nuestro terreno.
- Esta vez es diferente
- ¿En qué sentido?
- Han dado con la clave del asunto, y están dispuestos a acabar con todos nosotros, es una cuestión de tiempo.
- ¿Se están tomando medidas?
- Estamos en ello, pero puede que no sean suficientes esta vez. Tenemos que estar preparados para llevar a cabo el plan maestro, si no hubiera otra alternativa.
Los ojos de Adrián ardían como dos hogueras, que contrastaban con los ojos hundidos en la preocupación de Adolfo.

En Londres Hacía sol, y la temperatura era más que agradable. La majestuosa y moderna metrópoli no parecía afectar en el ánimo de Marisa que como sumida en un sueño, recorría sus calles, unos palmos por encima de la acera. Todo era nuevo para ella, el avión, el taxi, el hotel......, y una emocionante e importante investigación, de la que no sabía si iba a estar a la altura.
Cuando se tumbó en la cama del hotel donde se hospedaba, la realidad de su cuerpo, cansado y agotado por la continua tensión, cayó sobre ella. Aún así, tardo casi una hora en dormirse, ante el barullo de emociones que bullían en su cabeza.

Quedaban dos minutos, y sólo le quedaba un disparo. Philipo, con absoluta tranquilidad, extendió el brazo,   disparó. Fue la 60ª diana consecutiva, que le convertía de nuevo en el mejor tirador de la historia.
- ¿Cómo lo hace? - le preguntó el periodista en la posterior rueda de prensa.
- Cuando voy ha disparar, sólo estoy yo, el blanco, y el deseo de acertar. Es una cuestión de concentración, como todo en la vida.
- Pero en la competición es muy complicado alcanzar ese grado de concentración.
- Disciplina, ése es el secreto, y una dedicación absoluta, como si te iría la vida en ello.
Philipo miró a los periodistas, que seguían fascinados cada palabra.
- Eso es todo, muchas gracias - dijo levantándose y saludando con la mano.

Sueños son caminos (2)

Johnson esperaba al informador en el kiosko del parque. Con las manos en los bolsillos del plumífero, observaba los témpanos de hielo que se habían formado de noche en la canaleta del techo. No soportaba aquel frío, en cuanto acabara la misión iría de nuevo a su apartamento de Miami, allí se encontraba bien. A lo lejos, con paso rápido, vio como se acercaba alguien. Entre el gorro de piel con orejeras y la tupida barba, apenas se le distinguía el rostro. Subió al kiosko y le tendió la mano.
- Perdona el retraso, creo que me siguen. he tenido que dar un rodeo.
- Vamos a otro sitio.
- Creo que les he despistado.
- Tienes la información que buscamos.
- Sí está todo aquí.
Le dijo dándole un USB.
- Bien, la forma de pago será la habitual. Pasa un buen día.
Con el USB en el puño, y la mano en el bolsillo, Johnson se dirigió al coche. En 1 hora tenía que coger el avión que le llevaría de nuevo a Nueva york.
El parque estaba desierto, había empezado a nevar de nuevo. A unos metros delante de él, vio a alguien parado en el camino; estaba muy quieto,y le miraba fijamente. Se pasó el USB a su mano izquierda, y dejó libre la derecha para poder sacar la pistola que llevaba en el costado. De pronto, sintió un dolor en el pecho, el hombre que tenía delante, le miraba a los ojos con gran intensidad. Se le nubló la vista, y cayó de rodillas. Su corazón se había parado, y su rostro besó la nieve del camino.
El hombre registró sus bolsillos, hasta que se percibió del puño cerrado, en el que encontró el USB. Lo cogió, sonrió, y tirándolo al suelo, lo piso con el tacón hasta hacerlo trizas.

A esas horas de la mañana no hacía falta levantar el cuello para ver el sol de frente, y el mar parecía bostezar con cada ola que rompía en la orilla.
- ¡Lur, ven aquí!, ¡al agua no! - le gritaba Marisa a su perro, que cambió la diversión de chapotear en el agua, con la de asustar a las gaviotas que andaban por la arena de la playa. En unas horas se llenaría de turistas y los habituales del bronceado, pero para entonces, ya estaría en las oficinas del FBI, donde trabajaba.
Acababa de sacarse el título de inspectora, y esperaba ansiosa su primer caso. Estaba ya cansada de las labores administrativas en las que llevaba enfrascada más de 4 años; necesitaba un cambio. Y aquella mañana llegó, cuando el comisario le llamó a su despacho.
- Marisa querida ¡estás radiante!
- No seas adulador.
- En serio, el título de inspectora te sienta de miedo.
- Gracias.
- Seguro que estás deseando entrar en acción.
- ¡No sabes como!
La inocente mirada de Marisa chocó de frente con el deseo controlado en los ojos del comisario; ella los bajó, él tragó saliva.
- Pues tengo un caso para tí - dijo el comisario con una paternal sonrisa - se trata del asesinato de uno de nuestros agentes en San Petersburgo. Investigaba a una especia de secta llamada "Nuevo Amanecer", cuyos miembros intentan acabar con la élite que gobierna el mundo. Sólo son unos chalados, pero la extraña muerte de 2 miembros de la familia Winsterson, una de las más influyentes y ricas del Reino Unido, les puso bajo sospecha.
- ¿Como murieron?
- De paro cardíaco, pero eran relativamente jóvenes, y no padecían ninguna deficiencia cardíaca. Casualmente, nuestro agente murió de la misma forma.
- ¡Vaya!, unos chalados peligrosos. Pero porqué el FBI está involucrado en el tema, debería ocuparse Scotland Yard.
- Porque unos meses antes de los presuntos asesinatos, falleció un hijo de los Charter, la familia que tiene el imperio petrolífero tejano.
- De un paro cardíaco.
El comisario movió afirmativamente la cabeza.

viernes, 21 de agosto de 2015

Sueños son caminos (1)

"Faltan 10 minutos para el fin del mundo. ¿Desaparecerá de repente, como si se pulsara un interruptor?, ¿o explotará en 1000 pedazos?"
Dieron las 12 de la noche del 31 de diciembre de 2012. No sucedió nada.Sintió una gran tristeza. No pensaba que iba a ser un final tipo Hollywood, más bien pensaba en algo íntimo que sucedería a cada uno de los seres del planeta, una repentina iluminación espiritual.
"¿Y ahora qué?, nada ha cambiado, ni dentro ni fuera."
Sumido en la depresión, fueron apoderándose de él los fantasmas del inconsciente, hasta poseerle en las profundidades del sueño, su morada.

Sonó el despertador, eran las 5:30. Se levantó de la cama, dejando a su mujer dormida, y se fue a la sala. Tenía sueño, y la cabeza embotada, pero tenía que meditar como todos los días. Se concentró en la respiración y visualizó una esfera de luz en su cabeza, luego en el corazón, y por último en su vientre. Se sintió mejor, pero sabía que no duraría mucho.
"Porqué no puedo sentirme siempre así. Todas las tensiones están en el pensamiento, en el aquí y el ahora no hay problemas. Las cosas se ven distintas sin el pensamiento."
Se duchó, desayuno, fue al trabajo......., un día más, como el resto, porque nada había cambiado en su pensamiento.

Se encontraba en su puesto de vigilante de seguridad, en la oficina, cuando escuchó unos gritos; en una de las mesas un hombre increpaba al funcionario que le atendía. Se acercó nervioso.
- Oye, tranquilízate - le dijo lo más respetuosamente que pudo.
- ¡Tú lárgate de aquí!
Le miró a los ojos, sintió su ira.....pero ésta, pasó, como un soplo de aire.
- Por favor, relájate, así no vas a conseguir nada.
- ¡Y una mierda!, ¡Qué os den!
Dando una patada a la silla, se fue mientras soltaba improperios.
Volvió a su puesto, le temblaba todo el cuerpo, pero sintió que algo importante había sucedido durante el enfrentamiento: Un fuego, un hogar, se encendió en su vientre; "Ya nunca más saldré de aquí."

"Una casa grande rodeada de árboles, yo en el porche escribiendo; ¡escribir!. Mi mujer en el huerto, cultivando, mi hija jugando con el perro en la hierba................esto es lo que realmente quiero"

De nuevo en su puesto de vigilante, cogió un bolígrafo, un cuaderno, y se puso a escribir: En su cabeza sólo estaba la historia, nada más.
Escribía siempre que podía, disfrutaba haciéndolo, y la imagen de la casa en el campo con su familia se repetía en su cabeza con más frecuencia e intensidad.

Sonó el teléfono.
- ¿Si?
- Hola, Robert Gómes.
- Si, soy yo.
- Le llamo de la editorial Bruguera, hemos leído los cuentos que publica en su blog, y estamos muy interesados.
- Vaya, sería genial.
Si le parece, pásese por nuestra oficina y hablamos tranquilamente.
- Si, si, de acuerdo.

"Las estaciones están llenas de gente que no sabe a donde ir,de gente que coge el tren equivocado, y de aquellos que cogen el tren de sus sueños. Pero ¿De donde vienen los trenes?, ¿Como sabes que tren has de coger?, ¿son tuyos tus sueños?"

Una casa grande rodeada de árboles, él en el porche, escribiendo, su mujer cultivando el huerto, su hija jugando con el perro en la hierba; es lo que tenía, no quería nada más, no había nada más.


viernes, 7 de agosto de 2015

Ataque al corazón

Empezó como otras veces: Sentí una gran debilidad en las piernas, y un terrible ardor de estómago. Me senté en un banco, luego llegaron los sudores fríos  la opresión en el pecho. Busqué las pastillas en los bolsillos de los pantalones, pero allí sólo estaban las llaves del coche y la cartera. Recordé que había dejado la chaqueta en el coche, ¡seguro que las dejé en ella!
El dolor era muy intenso, me llevé la mano al pecho, y caí del banco. Un chico que pasaba por allí se acercó.
- ¿Está bien?
- ¡En el coche......las pastillas.....! - conseguí decir, sacando las llaves del coche.
El chico se quedó desconcertado, pero reaccionó rápidamente.
- ¿Qué coche es?
- ¡El rojo....el rojo! - dije señalando hacia una calle próxima. Por suerte había aparcado cerca de allí, y el coche se veía desde donde nos encontrábamos.
- ¡En la chaqueta......la chaqueta! - conseguí balbucear.
El chico corrió hacia el coche.
Se dicen muchas cosas sobre lo que te pasa por la cabeza en momentos como éstos, en los que la vida se convierte en algo tan frágil que se puede romper sin más, y en los que nada puedes hacer para evitarlo. En mi cabeza sólo dos palabras se repetían entre un profundo espanto: ¡Las pastillas, las pastillas!
Como un fantasma entre la niebla, o mejor, como un ángel, el muchacho se acercó con el frasco en la mano, cogió dos pastillas y me las metió en la boca. Las tragué y perdí el conocimiento.

Cuando desperté me encontraba en el hospital. Me dijeron que las pastillas me habían salvado la vida, su efecto antiplaquetario inhibió los trombos de mi sangre.
.En dos días me dieron el alta. Al coger los pantalones para ponérmelos, palpé en uno de los bolsillos, lo que parecía el frasco de las pastillas que me habían salvado la vida, el chico las metería allí después de dármelas. Me puse los pantalones, y volví a palpar el frasco: Nunca me desprendería de él pensé aliviado.

En la etiqueta del frasco se leía lo siguiente: Dulcolax:; alivio instantáneo para el estreñimiento.