Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

viernes, 11 de septiembre de 2015

Sueños son caminos (7)

El sonido del móvil le despertó.
- ¿Si?
- ¿Qué tal te sienta el aire londinense?
- Hombre comisario, me acaba de sacar de un dulce sueño.
- ¡Vaya, lo siento!, no me había dado cuenta de la diferencia horaria.
- No se preocupe, ayer me acosté tarde.
- ¿Cómo va la investigación?
- Estoy siguiendo una pista; las fechas de los asesinatos de los Winterson, y el hijo de los Charter, coinciden con la celebración de las pruebas del mundial de tiro.
- ¡ Buen trabajo!
- He quedado con Philipo Korda, el campeón actual de tiro.
- ¿Como a contactado con él?
- Más bien fue él quien contactó conmigo.
- Vaya.........Mantenme informado.
- Si comisario.



Extendió el brazo, y disparó 4 veces. 2 de los perdigones acertaron en el círculo anterior a la diana.
- Buenos tiros inspectora - le dijo Philipo - es una gran tiradora.
- Fui la 3ª de mi promoción.
- Con un poca más de concentración habría sido la 1ª.
- No lo creo, no tengo su don.
- No es un don, cualquiera puede conseguirlo con disciplina y trabajo.
- Pues lo tengo muy complicado, la disciplina no es una de mis aptitudes.
- Se infravalora.
Philipo se puso los cascos, y con absoluta calma, extendió el brazo y disparó 3 veces; Sólo se distinguía un agujero en el centro de la diana.
- ¡Impresionante!
- Como ya le he dicho es sólo una cuestión de trabajo y disciplina. Bueno, vayamos a tomar algo, creo que tiene algunas preguntas que hacerme.
Se sentaron en la terraza del bar del club de tiro, y pidieron unos bermouths, que bebieron agradeciendo las ráfagas de aire fresco que provenía del mar; las últimas lluvias habían provocado junto a las altas temperaturas, un ambiente bochornoso.
- Se está bien aquí - dijo Marisa recostándose en la silla.
- No hay nada mejor que una buena conversación después de practicar un poco, oxigena la mente, sobre todo si la compañía es la adecuada.
Marisa observaba fascinada el perfecto control de cada movimiento de Philipo, como parecía que todo lo que le rodeaba se plegaba a su voluntad, incluso ella.
- ¿Recuerda la muerte de los Winterson?
- Si, coincidieron con la celebración de una de las pruebas del mundial de tiro en Edinburgo.
- Sospechamos que no fue de muerte natural.
- ¿Asesinato?, ¿Y sospechan de un tirador?
- Tenemos que investigar todas las hipótesis.
- Pero murieron de un ataque cardíaco, no de un tiro entre los ojos.
- Hubiera sido demasiado evidente, ¿No cree?
- ¿Y el móvil?
- En eso puede ayudarme, seguro que hay una buena relación entre los tiradores profesionales.
- No crea, el alma humana es mezquina.
De pronto sonó un móvil.
- Perdone - dijo Philipo. Sacó el móvil de su bolsillo, y levantándose, se alejó unos pasos.
- ¿Todavía no está muerta? - escuchó philipo nada más apretar el botón de llamada.
- Tengo que averiguar lo que sabe.
- ¡Sabe demasiado!, si no acabas con ella acabaremos nosotros contigo.
El interlocutor de Pilipo cortó la llamada sin esperar respuesta. El tirador, mantuvo un rato el teléfono en su oído antes de guardárselo en el bolsillo. Luego volvió a la terraza.
- Perdone, era un tema importante. ¿Donde estábamos?
- Si, bueno, ¿Participó en las pruebas que se hizo en Las Vegas?
- Claro, recuerdo que allí tuve el fallo que acabó con mi propio record de aciertos consecutivos. Los tiradores profesionales somos como una gran familia, ¿sabe?, los campeonatos son como las cenas de pascua.
Mientras hablaban, una parte de la mente de Philipo se concentraba en el corazón de Marisa. Esta, sintió una opresión en el pecho.
- ¿Conocía a Angus Charter?
- No, ¿porqué?, ¿murió también de un ataque al corazón?
- Si, y da la casualidad de que pertenece a una importante familia, como los Winterson.
Marisa empezaba a marearse.
- Vaya, se pone interesante el asunto. Parece una especie de conspiración.
Ella, se llevó la mano al pecho, le costaba respirar.
- No sospechará de mi inspectora.
- No, no,...........
- ¿Le sucede algo?
En esos momentos, sólo se encontraban allí el corazón de Marisa y la voluntad de Philipo, no había nada más, pero una duda la quebró; la emoción más poderosa que jamás hubo conocido, la barrió como una pluma. Se levantó tirando la mesa al suelo, y sacó su Smith Wesson que llevaba siempre encima. Apuntó a Marisa entre los ojos, y se oyó un disparo; Philipò cayó al suelo con una bala en el pecho.
- ¡Marisa, estás bien! - El comisario Smith corrió hacia ella.
- Si, si........
- ¡La ambulancia, rápido!
Varios agentes de las fuerzas especiales del FBI con chalecos antibalas y rifles les rodearon. El comisario le hizo un gesto con la mano al francotirador que desde el tejado había disparado la bala que había acabado con la vida de Philipo.



Marisa se encontraba en la cama del hospital. Entonces entró en comisario Smith.
- ¡A salido todo a la perfección!, ¡enhorabuena! - le dijo agarrándole la mano.
- ¡Suelta, perro seboso!
- ¿Qué te sucede?
- ¿Lo preguntas?, ¡Te crees que soy tonta o que!, ¡me habéis utilizado como un simple cebo!, ¡no he sido más que un señuelo!
- Bueno,.......las órdenes venían de muy arriba..............
Marisa cogió la placa de inspectora que tenía encima de la mesilla.
- ¡pues sabes lo que te digo!, ¡métetela por donde te quepa! - le dijo a Smith arrojándosela a la cara.



Smith se recostó satisfecho en la butaca de cuero de la biblioteca. Entonces entró Adrián.
- Ha hecho un buen trabajo comisario. Pero no hay que bajar la guardia.
- Si señor.
- Es un momento muy delicado, y habrá que tomar las medidas oportunas para que no vuelva a suceder algo parecido.
- Por supuesto señor, lo haremos.
- Por cierto, vaya preparándose para su nuevo puesto de capitán.
Una sonrisa cruzó el rostro del comisario.



Tensó la cuerda del arco; en ese momento sólo estaba la flecha, el blanco, y la voluntad de acertar. La flecha surcó el aire y dio en el centro de la diana, no podía ser de otra manera. Marisa sonrió satisfecha.


viernes, 4 de septiembre de 2015

Sueños son caminos (6)

Marisa bajó agobiada la tapa del ordenador portátil; se encontraba en el bar del hotel, ante la imposibilidad de conciliar el sueño. Acostumbrada a 8 horas seguidas de trabajo administrativo diario, las 24 horas de jornada continua que suponía e trabajo de inspector le suponía un gran esfuerzo, ante la imposibilidad de desconectar de la investigación por unos minutos.
- Buenas noches inspectora.
Marisa se sobresaltó al ver al desconocido que le hablaba.
- ¿Me conoce?
- No he tenido el gusto.
- Entonces como sabe que soy inspectora.
.- Vi su placa cuando pagó su copa. ¿Quiere otra?
- No me vendría mal.
- Marisa observó al apuesto desconocido mientras pedía las copas; desprendía una seguridad que helaba las venas.
- ¿Cree en el destino inspectora?
- Si, porqué no, la vida es demasiado compleja como para hacerse cargo de ella.
- ¿Y donde queda la voluntad del ser humano?, ¿su libertad?
- ¿A donde quiere llegar?
- ¿Es casualidad que un tirador profesional como yo se encuentre en el mismo bar de un hotel con una inspectora de policía que está investigando un caso relacionado con el mundo del tiro?
- ¿Es usted mago?
- No, simplemente observador; vi como consultaba información sobre los últimos campeonatos mundiales de tiro en el ordenador.
- Su cara me resulta familiar.
- Seguramente, soy Philipo Korda, actual campeón mundial de tiro en todas las modalidades.
- Eso explica su excelente vista.
- Gracias, es mi trabajo; y mi pasión. Salud -  dijo levantando la copa.
- Salud.
Chocaron sus copas, y bebieron sin dejar de mirarse a los ojos.
- Vengo siempre que puedo a este bar para escuchar al pianista - dijo el tirador - escuche.
Desde que había entrado en el bar, Marisa no se había percatado de que las delicadas notas que arropaban las risas y conversaciones de los clientes, provenían de las manos de un pianista que tocaba un piano de cola al lado de la máquina de tabaco.
- ¡Es un verdadero genio!, toca cada nota como si fuera la primera vez que la tocara, sorprendiéndose con su sonido, rectificando cada nota para conseguir la melodía perfecta, que nunca acaba de llegar.
Marisa escuchó la frágil melodía que parecía deconstruirse en cada nota de un estandar de Thelonius Monk, tal como la habría tocado el maestro.
- Es raro que le guste una melodía tan indefinida a un amante de la precisión como usted.
- Hay cierto orden en  la imperfección, es como usted........me produce una extraña y atrayente fascinación.
- No se si tomarlo como un cumplido.
- Lo es.
El pianista terminó la canción ante los tímidos aplausos de Philipo y Marisa, que parecían los únicos que le escuchaban.
- Debería volver a mi habitación para dormir un poco - dijo Marisa.
- ¿Y su investigación?, yo podría serle de gran ayuda.
-  Si, pero estoy agotada, ¿Que le parece si quedamos mañana?
- De acuerdo.

Quedaron en el club de tiro de Philipo, sin sospechar Marisa que tenía una cita con el asesino que buscaba.