Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

viernes, 2 de enero de 2015

Plácido (3ª parte)

Plácido paseaba por la avenida con las manos en los bolsillos, mirando las ramas de los perales colmadas de frutos. Escogió uno que se encontraba al dado de un banco, se subió a él y empezó a llenar de peras una bolsa que sacó del bolsillo trasero del pantalón; un grupo de chicos sentados en el respaldo de un banco próximo le señalaban y reían, la señora del perrito cuchicheaba al oído de su amiga mientras le miraba, el barrendero maldecía intentando arrancar con la escoba los restos podridos de los frutos caídos, Plácido pensaba en la rica compota que se iba a preparar para cenar.
Despreocupadamente, se dirigió a su casa. No tenía mucho que hacer desde que se quedó sin trabajo. De pronto, se encontró a la puerta del instituto donde trabajaba; sus pies habían recorrido el camino que durante 34 años habían realizado casi diariamente. Le invadió una ola de añoranza. En el patio del instituto vio a Dolores, la señora de la limpieza, arrastrando una pesada bolsa. Se acercó para ayudarle.
- ¡Hombre Plácido! - le dijo al verle.
- No deberías llevar esos pesos Dolores.
- Tan paternalista como siempre - le respondió Dolores agarrándole del brazo - ya me queda poco, en julio me jubilo.
- Pues razón de más para que te cuides.
Plácido cogió la pesada bolsa, y se la echó al hombro.
- ¿Cómo te va? - le preguntó Dolores mientras se dirigían al contenedor de basuras.
- Haciendo cursos y cosas de esas, para reciclarme dicen, ya sabes.
- ¡Va!, hacerte perder el tiempo, nada más.
- Así estoy entretenido.
Llegaron hasta el contenedor, abrió la tapa con una mano, y de un rápido movimiento con la otra, echó la bolsa dentro.
- Por aquí han cambiado mucho las cosas desde que te fuiste.....bueno, te echaron - dijo Dolores - la empresa que se encarga ahora del mantenimiento, aparece una vez al mes, hacen cuatro chapuzas, y hasta la próxima.
- Ya sabes, les saldrá más rentable.
- A consta de dejar sin trabajo a gente decente como tú.
- Que le vamos a hacer, los tiempos cambian.
- Pero la gentuza permanece.
Mientras hablaban, volvían de nuevo al instituto.
- ¿Te acuerdas de Rubén? - dijo Dolores - Aquel chico tan problemático al que echaron una semana por llevar una navaja automática.
- Si, tenía problemas en casa.
- Pues murió hace una semana, ¡de cáncer!, ¡tan joven!, fíjate, da miedo ¿qué no?, le puede pasar a cualquiera, cada vez se oye más.
Plácido quedó conmovido, pero más por la trivialidad con la que hablaba, que por la noticia en sí.
- Bueno Plácido, te dejo, que ahora nos controlan hasta el tiempo que estamos en el baño.
Dolores se alejó con paso resuelto, no sin antes darle a Plácido un sonoro beso en la mejilla.
Plácido miró a su alrededor; en un primer vistazo, no parecía haber cambiado mucho el aspecto del instituto, pero a sus expertos ojos, parecía más descuidado: Ese desconche en la fachada, las hojas caídas de los árboles atascando la alcantarilla, la bombilla fundida del foco,.................
Entró en el edificio; una nueva ola, ahora de melancolía, le cubrió, al ver las taquillas alineadas a los lados del pasillo. Se paró ante una de ellas: la de Rubén. Del bolsillo del pantalón sacó un enorme manojo de llaves, y eligió una; era la maestra. Abrió la taquilla; en la estantería superior, había un peine y un paquete de chicles empezado, junto a un Play-boy enrollado. Abajo, en el suelo, una sudadera Adidas echa un ovillo. Cogió la sudadera; el polvo levantado le hizo estornudar. De pronto escuchó un sonido metálico; era un objeto que se encontraba entre los pliegues de la sudadera. Se agachó para recogerlo, y reconoció el canario de juguete que le había regalado hace 2 años a Rubén. Le faltaba el pico y un ala; una infinita ternura le embargó;le dio cuerda,lo puso en la palma de la mano,................¡y el pajarito echó a volar, con su única ala, piando, saliendo por una ventana, hacia el sol!