Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

domingo, 24 de mayo de 2015

Perdido

Dicen que tengo un problema, pero yo me siento bien, no me duele nada. La cosa es que me pierdo. Me pierdo en el monte, lo que pudiera ser normal, o en las carreteras, con el coche, que también; pero me pasa lo mismo en el museo, en la ciudad donde llevo 20 años viviendo, en el centro comercial,...............
Debe de ser un problema de orientación. Yo no le doy importancia, pero Ernesto me dice que es un problema muy serio, ya que nunca podré llegar a ningún sitio al que me proponga ir. Bueno, no será para tanto, además, tampoco es que tenga muchas aspiraciones.
Me sucede desde niño. Recuerdo que el profesor me tenía que acompañar al servicio cada vez que tenía que orinar, para que no me perdiese. Lo pasaba mal, porque los demás niños se reían de mi.
La adolescencia no fue tan mala, porque aunque no tenía amigos, a nadie de mi alrededor le sorprendía mi falta de orientación.
La cuestión es que es un tema espacial, porque consigo todo lo que me propongo, menos llegar a un sitio físico concreto, ¡no hay forma oye!
Ahora estoy embarcado en un proyecto que me tiene completamente absorbido; se trata del Mapa Universal, un mapa para poder llegar a cualquier parte del mundo, por inhóspito o insignificante que éste sea.
Pero es un tema complejo, ya que el mundo se transforma constantemente, y donde había un parque, ahora hay un centro comercial.
Google ha intentado hacer algo parecido, mandando coches con cámaras por todo el mundo, pero éstos coches no pueden llegar a todas partes, y además la información no está debidamente actualizada.
Tendré que hablar con la NASA, la única solución para mi proyecto está en una vigilancia constante de todos y cada uno de los rincones del mundo, y me consta que aunque esté prohibido por los estados, por violar el derecho de intimidad, los satélites de la NASA lo hacen.
De momento, seguiré recorriendo el mundo, con los ojos bien abiertos, para poder guardar en mi memoria todo aquello que pudiera hacerme falta en el futuro, ¡quien sabe lo que puede suceder!

sábado, 16 de mayo de 2015

Realidades

Sólo soy un vigilante de seguridad con pretensiones literarias. Trabajo en un "Lanbide"(Centro de Empleo Vasco); me siento en mi puesto, e intento escribir historias, mientras la gente pasa delante de mí, protagonizando la suya propia.
Era bajo y fornido. Su amplio estómago y su ropa, revelaban cierta dejadez, desmentida por la intensidad de su mirada.
- Hola - me dijo dándome la mano - venía a pedir el paro. Me acaban de despedir.
- Tienes que pedir una cita. Aquí tienes los teléfonos para llamar.
- ¿No me pueden atender ahora? Ya que estoy aquí.
- No, funcionan con citas.
Miró a la zona de prestaciones, y fue hacia allí. Después de hablar con uno de los funcionarios, se volvió a acercarse con un papel en la mano.
- Ya tengo la cita. Desde luego, están tocándose los huevos y no son capaces de atenderte.
- Son funcionarios, ya sabes.
- Si me dejaran a mi, les pondría las pilas. A base de hostias.
No sonreía, realmente lo habría hecho.
- ¿De que empresa eres?
- "Delma".
- Yo he estado en "Ceulen", y me han echado, ¡estando de baja! Era el jefe de equipo, y prescindieron el servicio por una cagada del vigilante. Como ya te he dicho, yo estaba de baja, y me echaron como responsable del equipo.
- Menuda putada.
- Les voy a meter un puerro que se van a enterar. Tengo al mejor abogado de la ciudad. No ha perdido ni un caso. Bueno, que tengas buen servicio.
Se despidió dándome la mano de nuevo.
Intenté volver a mi mundo interior, enquistado en otro ajeno y hostil.

Al día siguiente, volvió a la oficina, y vino directamente hacia mi.
- Que tal. Otra vez aquí, haber si arreglo los papeles y me tomo un par de meses de vacaciones.
- Siempre vienen bien.
- Ya me han ofrecido trabajo en "Prosur", pero no pienso cogerlo. La última vez que estuve allí, le cogí del pescuezo al inspector. Por poco me lo cargo.
Lo dijo como si hablara del tiempo.
- Igual dejo la seguridad - continuó - estoy cansado de todo esto. Siempre me mandan a sitios conflictivos: Estaciones, centros de menores, discotecas,... Tengo el cuerpo lleno de cicatrices. Una vez me dieron un navajazo en el estómago. Al tipo le rompí los brazos, las piernas, y varias costillas, además de la nariz y la mandíbula. Mientras le golpeaba, ni me enteré que tenía la navaja clavada. Tuvieron que separarme, que si no...... Estuve dos días en coma. Al tipo le cayeron 4 años por intento de asesinato. Bueno creo que me llaman.
Fue a paso seguro hacia la mesa donde había salido su número. Notaba el estómago revuelto.
"¿Qué hago aquí?" - me pregunté. - "como algún día pase algo serio......"
Yo nunca me he enfrentado con nadie, y menos físicamente. Si trabajo de vigilante, es porque no encuentro otra cosa, y no me pedían mucho. Además me permite escribir, aunque no sea en las mejores condiciones.
Vi como discutía con el funcionario. No me atreví a acercarme. Les observaba muy nervioso. De pronto se levantó y se acercó.
- Me dice que como tengo contrato de media jornada, voy a cobrar 400 euros, menuda mierda.
hablaba con rabia contenida, sin levantar la voz.
- Arriesgando la vida para cobrar 400 putos euros - decía mientras marcaba un número en su móvil -voy ha hablar con mi abogado, verás la que les va a caer.
Al cabo de un rato con el móvil en la oreja, colgó.
- No me coge.
Entonces se puso a escribir un mensaje.
- Me estoy calentando, vamos fuera a fumar un pitillo - me dijo.
Le obedecí, aunque no fumaba, y me desagradaba terriblemente el olor a tabaco.
- Verás cuando hable con mi abogado, se van a cagar.
Dio un par de caladas profundas.
- Es mejor que te tranquilices, a malas no se consigue nada - le dije, aunque parecía no oírme.
- Estuve trabajando de escolta en América. Mi protegido era de la CIA, se encargaba de vender armamento que en teoría tenían que destruir a gobiernos y terroristas de zonas en conflicto. Imagínate, estaba amenazado por todas las mafias. Me contrató después de estar de francotirador en Irak. En el tiempo que trabajé con él, sufrió 8 atentados. En uno de ellos, le salvé la vida. Aparecieron 2 furgonetas, una a cada lado del coche en el que circulábamos. Se bajaron varios terroristas, y ametrallaron el coche. Tuve que sacarle, y echarme encima de él. Nos disparaban desde los balcones. Yo maté a cuatro, pero me dieron el la rodilla. Mi  protegido tuvo que llamar a un helicóptero, porque la bala era explosiva, y me llevaron a un centro especial del pentágono.
- ¡Menuda historia!
- Allí si que cobraba bien. Te traeré una nómina para que veas: 400 dólares al mes.
- Te los merecías.
- Bueno, que tengas buen servicio.
- Gracias.
Me senté en mi puesto, y cogí mi cuaderno y mi lápiz.
" ¡Pero en qué mundo vivo!, ahí está la realidad, cruel y despiadada, y yo aquí, en mi mundo,......"
No podía escribir nada.
Una anciana se me acercó.
- Oiga, ¿me puede ayudar? tengo que pedir una cita, y no me aclaro con estas máquinas.
- Si claro.
Nos acercamos al ordenador, y mecánicamente saqué la cita.
- ¡Muchísimas gracias! - me dijo emocionada - no podría haber sacado la cita sin su ayuda.
- No es nada - le dije distraído.
la anciana, hurgó en su bolso, y sacó un llavero con un dinosaurio de plástico.
- Tome, y muchas gracias.

A los días,volvió, y como de costumbre, se dirigió directamente a mí, y me dio la mano.
- Tengo que cambiar el número de cuenta.
- ¿Tienes cita?
- No, pero mírales, si están sin hacer nada.
Se acercó hacia allí. Me puse nervioso, pensaba que la iba a liar. Tras hablar con uno de los funcionarios, volvió sonriente.
- Me he pasado para nada, mañana tengo que volver, y para una chorrada como ésta.
- Ya sabes como funcionan.
- Me han vuelto ha llamar de "Prosur". No pienso trabajar para ellos. Se cargaron a mi hermano. Trabajaba para ellos, en un blindado. Sus compañeros intentaron robarlo, y lo mataron por no cooperar. Se me pone la carne de gallina cuando pienso en ello. Fue aquí mismo, en la rotonda; un coche le pegó por detrás y cayó desde el puente. La guardia civil me dijo que no haría nada, que estaban investigando, y a los meses les cogieron, aunque había peces gordos a los que no habían podido llegar. Les pedí que me dejaran con ellos en una habitación, sólo ellos y yo.....pero no me dejaron.
- Creo que fue mejor.
- No me habría importado pasar el resto de mi vida en la cárcel. Pero algún día saldrán, y entonces..........
Bueno, te dejo que tienes trabajo - me dijo al ver a una pareja con un niño de 6 años que se acercaba para preguntarme algo - buen servicio.
- Perdone, venimos a por la ayuda social.
- Si, mesa 4.
Volví a mis historias.
Al rato oí gritos, el chico de la pareja que me habían preguntado por las ayudas, estaba muy alterado.
- ¡A todos estos extranjeros que viven del cuento les dais ayudas, y a los de aquí que nos den!
- Mientras el piso sea vuestro....
-¡Estamos pagando la hipoteca!
- Pues tendrá que venderlo.
-¡Venderlo!
- Así son las cosas.
- ¡Claro, lo dices tú que tienes tu sueldo todos los meses!, ¡con mi dinero!
Me levanté y me acerqué, tenía que intervenir.
- ¡Eh, tranquilo!, ¡sobre todo educación, o tendré que echarte!
- ¡Tú ni te acerques!
Utilicé un truco que me suele funcionar en estas ocasiones: Centré mi atención en la respiración, y en la parte inferior de mi vientre, visualizando una esfera de luz. Me tranquilicé.
- Venga, tranquilo, sal un momento, relájate, y vuelve a entrar.
- ¡Una mierda!, ¡Venga vámonos!, ¡atajo de parásitos!
Cogió a su pareja del brazo, y la arrastró fuera. El niño les siguió sin comprender nada.
Por el calor que sentía en mis mejillas, debía de estar mar rojo que un tomate. Salí un rato fuera, me temblaba todo el cuerpo.
Al rato salió Marian, de prestaciones, para fumar.
- La gente está cada vez más alterada - me dijo.
- Y con razón. Oye, quería advertirte sobre el chico que ha venido antes sin cita, es una persona muy violenta, tienes que tratarle con mucho tacto.
- ¿El vigilante?
- Si, ha sido francotirador, y escolta de un traficante de armas.
- ¡Qué dices!, según su vida laboral se ha pasado los últimos 23 años como vigilante nocturno en una fundición.
Volví a mi puesto, me senté y cogí mi cuaderno para escribir. Enfrente, un niño de 3 años cogía una pelota, la tiraba, miraba a su madre, y corría alborotado para cogerla.