Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

domingo, 13 de abril de 2014

Pactos con el diablo (parte 2ª)

Capítulo 3

Fui al ayuntamiento, y con la excusa del trabajo publicitario que teníamos que realizar, les pedí todo el papeleo concerniente al solar.
- ¿Para qué quiere ver todo ese papeleo?, no es más que burocracia - me dijo un hombre, que parecía un mueble más en la pulcra y fría recepción del ayuntamiento.
- La publicidad es un trabajo creativo, y la inspiración puede venir del más insignificante de los detalles - le dije lleno de pompa.
- Usted verá. Acompáñeme.
Bajamos 2 plantas, y entramos en una habitación rectangular con las paredes forradas de archivadores, y  en medio, una mesa con sillas. Era igual de fría e impersonal que la recepción, y el hombre que me acompañaba. Los archivos estaban ordenados por fechas, así que busqué las fechas aproximadas que me había dado Miguel, sobre la proposición de construir un centro comercial en "Bilate". No tardé mucho en encontrar el documento en el que  se denegaba el permiso de edificación por riesgo de inundación. Estaba firmado por Juan ferrer, concejal de urbanismo. También encontré el informe del perito, Pedro Lacosta, que dictaminaba la imposibilidad de construir en la zona, por la inestabilidad del terreno.
El siguiente paso, era hablar con Pedro Lacosta, el perito. Estaba realmente excitado en mi papel de detective. Encontré su número de teléfono en las páginas amarillas, y le llamé.
-¿Pedro Lacosta?
- Si, soy yo.
- Hola, le llamo de al empresa de jardinería "lorebide". El ayuntamiento nos ha contratado para la construcción de un parque en "Bilate", y hemos recibido referencias sobre un estudio que usted hizo sobre el lugar.
- "Bilate".........., si, si, pero mejor si hablamos personalmente del asunto, si no le importa. Es un tema delicado.
Sentí un ligero temblor en su voz al pronunciar ésta última frase.
Quedamos en un bar. Se presentó a la hora acordada. Era bajo y delgado. Sus inquietos ojos negros miraban por detrás de unas gafas de pasta, como queriendo encaramarse a ellas.
- ¿Rubén? - me dijo acercándose a mi mesa.
- Si, siéntese.
Le ofrecí una silla.
- Tutéame hombre, que los dos peinamos canas.
Pedimos un par de cafés.
- ¿Por qué me dijiste que era un tema delicado?
- Mira - dijo bajando la voz - en éste asunto hay mucho pez gordo implicado. ¿Crees que un simple concejal podría paralizar unas obras que iban a suponer millones de euros para unos cuantos bolsillos?
- Pero si el informe que hiciste es correcto, allí no se puede edificar nada.
- ¡Pero no lo es!, ¡me obligaron a escribirlo! - sus pequeños ojos se llenaron de temor.
- ¡ y volvería ha hacerlo ! Tengo hijos ¿sabes?
Se recostó en la silla, y perdió su vista en la memoria.
- Por entonces, se produjo en la zona la desaparición de varios niños de corta edad. Se las atribuyeron a la mafia rusa, pero no fueron ellos. Lo sé porque 2 días después de que el ayuntamiento me comendara el estudio del solar de "Bilate", me encontré un el buzón una nota anónima.
Sacó un papel doblado del bolsillo interior del abrigo y me lo dio. Le temblaba la mano. Ponía lo siguiente:
"Si no haces un informe desfavorable a la construcción del centro comercial en "Bilate", tu hija será la próxima en desaparecer."

Capítulo 4

No dormí bien esa noche. Era como si un trozo de realidad hubiera rasgado el velo de la apacible cotidianidad.
El autobús, la oficina, David con su puro,..............., parecía que todo seguía en su sitio. Abrí el correo del ordenador. Me habían mandado como todos los meses, los resultados de la cotización en bolsa de la empresa : ¡Había subido varios puntos! "- ¿Cómo es posible?" - pensé ,"-  ¡si no hay dinero ni para pagar los sueldos! Entonces, recordé lo que me había dicho David sobre la venta de la empresa a "Publinova", y comprendí lo que sucedía : Cuanto más alta sea la cotización en bolsa, más dinero sacarán con su venta, de ahí también la falta de información sobre nuestro futuro. La suerte estaba echada; la compra de la empresa por "Publinova", supondría el cierre de nuestra oficina, ya que "Publinova" disponía de varias sucursales en España, que funcionaban a la perfección, y la nuestra, que apenas generaba negocio, supondría un estorbo. Salí disgustado del despacho, por la indefensión en la que nos dejaba la lógica deshumanizada del mercado, y me encontré de bruces con Luisa, que había recuperado la sonrisa.
- Se te ve radiante - le dije.
- Si, te invito a un café.
Sacó un par de cafés de la máquina, y nos pusimos a charlar.
- ¿Van mejor las cosas por casa? - le pregunté.
- Si, es increíble cómo cambian las personas.
- Lo dices por tu hermana.
- Si, sabes que hacía años que no nos hablábamos, desde que le eché en cara que yo tenía que cuidar de muestra madre mientras que ella vivía tan tranquila, dedicada exclusivamente a su trabajo; sin embargo, en cuanto le llamé y le conté mi situación, vino con las maletas en la mano, y me dijo que no me preocuparía de nada, que se quedaría el tiempo que hiciera falta.
- ¿No tiene familia a la que cuidar?
- No, es diseñadora, y le va muy bien. Para ella, el trabajo ha sido siempre lo principal; sin embargo, ahora piensa que lo primero es la familia, ¡ya ves!
- ¡Vaya!
- ¿Y qué es de la tuya?, apenas hablas de ella - me dijo Luisa tras una breve pausa.
Noté una pequeña presión en el estómago que me impedía respirar.
- Bueno, ya sabes que soy huérfano. Supongo que nunca sabré realmente lo que significa tener una familia.
- ¿Y por qué no has formado tu propia familia?
- No sé, quizás no haya encontrado a la persona apropiada.............,perdona - le dije de pronto -, tengo trabajo pendiente.
Me encerré en mi despacho con llave y me tumbé en la butaca: Era un vacío abriéndose paso en mi estómago lo que cortaba mi respiración.



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