Donde habitan "los migalas"

Donde habitan "los migalas" (De cuentos y arañas)

viernes, 16 de octubre de 2015

Normalidad

La niña, con movimientos desgarbados, corrió hacia la puerta, y lamió el cristal, con las palmas de las manos pegadas a él. La madre le agarró por el brazo y se la llevó de nuevo al banco de la oficina, donde esperaba a que le tocase el turno para hacer unos papeleos. La niña empezó a dar pequeños gritos, que iban subiendo de intensidad, y cuando la madre se descuidaba, salía de nuevo hacia la puerta, o se subía al respaldo del banco.
- ¡Maite, pórtate bien! -  le regañaba su madre.
El vigilante, con gesto severo, seguía las correrías de la niña; Marta, la madre, le miraba disculpándose con una afligida sonrisa.
Una funcionaria, llevó a la niña una hoja y un rotulador, para que pintara. Maite, apoyando la hoja en el banco, pintaba de rodillas; agarraba el rotulador con el puño cerrado, y lo restregaba sobre el papel como queriendo hacerle daño.
- ¡Qué pena! - comentaban 2 mujeres al ver a la niña. Los rasgos mongoloides de su cara contrastaban fuertemente con el angelical rostro de la princesa que llevaba en la sudadera.
Otra niña, se acercó a Maite, y le dio la muñeca que llevaba para que jugaran con ella. Maite, sin mirarla, la tiró lejos y salió corriendo. La niña se puso a llorar.
- ¡Mira lo que has hecho! - le recriminó Marta tirando de su brazo. Mientras, la niña corría a brazos de su madre.
- Tranquila, no pasa nada - le dijo ésta al ver el gesto de preocupación de Marta.

Maite no entendía nada, ella sólo quería sentir en su boca el frescor de aquel diamante transparente que se elevaba majestuoso hasta el cielo, y escalar aquellas montañas de madera que se extendían ondulantes sobre pulidos campos de luz.

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